Lo mejor es que dimitiera. La verdad no se que va a hacer. Quiero pensar que dimitira. A mi la verdad es que no me gustaria ser seleccionado con todo los malabarismos que hay que hacer para poder trabajar...y lo que hay que tragar.
Luis Aragonés sale indemne
J. V. ALEIXANDRE
España no pasó la prueba. Los gurús que propugnan esa forma de juego y los profetas que siempre adivinan las alineaciones de la Selección tampoco: ese sistema tan descompensado, que se han empeñado en imponer, ha vuelto a fracasar. Pero, curiosamente, desde los frentes mediáticos madrileños más poderosos, el nuevo fiasco de la Selección no ha merecido, esta vez, el castigo acostumbrado. Esto le llega a ocurrir a Iñaki Saez, y ya no digamos a Javier Clemente, y los crujen. En cambio, Luis Aragonés se ha salvado de la hoguera, de lo que me alegro mucho. Eso no quita para que, ni él, que no es tonto, ni nosotros, que ya nos conocemos de memoria el percal, nos dejemos engañar.
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Luis sale indemne de ésta, porque se ha prestado al juego diario del rosario y la plática nocturna en familia, y ha accedido, con resignación, a todas las peticiones para que concelebrara con cada comentarista, el ritual televisivo desplegado en torno al Mundial. Esa es la premisa fundamental sobre la que se basan la mayoría de los análisis que, hasta ahora, he escuchado en torno a la actuación española.
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Cierto es que el equipo irradiaba buenas sensaciones, pero, a la hora de la verdad, más verdad se la ha pegado con todas las de la ley. Luís no ha mantenido el once del éxito del primer día, impelido por las fuerzas centrípetas que exigían la presenecia del capitán.
Si hay justicia divina - en este tema, confío poco en la humana- Raul firmó su exclusión definitiva de la Selección ante Francia, a la que le facilitó su trabajo táctico. A España, en cambio, le dislocó las líneas. Más que empujar del carro, lo rrastró hasta despeñarlo por el barranco
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