Vendidos, al fin
Toda una declaración de intenciones pareció la primera tarea de Peter Lim una vez consagrado dueño el visitar durante una hora el esqueleto del Nuevo Mestalla. Claro, que siempre se podrá decir que fue a tomarle las medidas para llevárselo en helicóptero a Singapur, como al VCF
Hace dos columnas de opinión decía que los contrarios a Lim no tardarían nada en pelotearle una vez pusiera un pie en Valencia. Pues va y ni siquiera hicieron falta 48 horas. El pasado domingo ya pudimos ver a un par salir en procesión en una hemorragia de contradicciones ante todo lo que venían diciendo hasta el viernes a la medianoche. Otros, sin embargo, siguen atrincherados, a ver si les cae algo. Algunos, por contra, hubiéramos preferido que en lugar de indignarse tanto hubieran sacado la billetera cuando tocaba, hoy quizá no estaríamos hablando de ventas. Pero eso de poner dinero... mejor quejarse, que es gratis y menos cansado.
Pero hay una corriente que me preocupa más -lo otro es puro entretenimiento- y es esa que va dejando en el ambiente cierto tufo a triunfalismo rococó (que fue un movimiento artístico muy cortesano). Y como aquí hay mucho tema que tratar vamos con eso de explicar varias ideas en diferentes puntos que tan bien queda en el columnismo cuando te salen las opiniones por las orejas y no sabes muy bien cómo ordenarlas.
En lo que sale 'perdiendo' el VCF
Entretenidos como andábamos en quitarnos de encima a las viejas glorias, que es como quitarse de encima 50 años, una maravilla, no prestamos demasiada atención a que de entrada, al VCF, le cargan 100 millones más de deuda. Y eso es más presión sobre la economía del club, más dinero a pagar a final de temporada que se tendrá que desviar a otros menesteres que poco tendrán que ver con el de hacer crecer a la entidad. En la práctica es como si hubiera triunfado el plan de refinanciación con el que aterrizaron Salvo y Aurelio, solo que en lugar de destinar 100 kilos a pagar acciones ahora se destinarán a devolvérselos al dueño, previo uso para cuadrar la caja a cada 30 de junio. Se supone.
Y eso sin contar con la obligatoriedad, presión, o reto, de acabar el Nuevo Mestalla, cuyo endeudamiento mínimo no baja de 150 millones si se decantan por la opción low cost. Por estas cosas, y por otras tantas, al contrario de lo que piensa la mayoría, soy de la opinión que en esta historia, si ha ganado alguien, ha sido más bien el banco, ya que no sólo cobrará todo el importe de una deuda impagable por club y Fundación -hasta ahora algo imposible de recuperar-, sino que además seguirá facturando suculentos intereses durante dos décadas. Amén de continuar ligado al VCF por muchos años más, incluso controlando ciertas operaciones.
La pelea con Bankia
Entre tanta euforia pasó desapercibida la última de Bankia. El viernes, a las tantas, los abogados de la entidad financiera pusieron pegas en los intereses de demora, lo que alargó la negociación más de la cuenta. La actitud beligerante de la excaja choca bastante con la pose amistosa que han tenido La Caixa o el BBVA en otros asuntos, en los que no han puesto ninguna dificultad cuando tenían sobradas razones para sacarle los ojos al club. Sólo hay que mirar para ver que siempre se llevó todo a la fecha límite, y tener así con qué presionar.
Siempre me corrió por las venas la sensación de que en todo esto pesaron más las enquinas personales entre las partes que el mero interés empresarial. Y eso, enseguida, se trasladó a los medios, donde nunca pareció importar demasiado la veracidad de las cosas. Muchos harían bien en hacer introspectiva y revisar su postura en todo este entuerto, porque visitar la hemeroteca es hacer un viaje a la vergüenza (propia y ajena) ante la cantidad de inexactitudes e historias rocambolescas que encuentras. 'Los motivos personales' llevaron a muchos a tirarse a la piscina o a beber únicamente del argumentario que todas las mañanas llegaba desde las distintas oficinas de propaganda, contribuyendo a una confusión generalizada con un fin muy concreto. En el transcurso de este merder demasiados medios, sobre todo los tradicionales, han quedado bastante tocados en su credibilidad. Generalizar es muy injusto, pero a veces imperioso. Aunque creo que gran parte de esos errores nunca tuvieron la mala fe como base. Pero aun así reconocerlos engrandece a los que tienen el valor de asumirlos. Y para eso hay que tener altura. ¿Se tiene?
Me entristece que en lugar de ello muchos utilicen su altavoz para arremeter contra el aficionado por no plegarse a la opinión publicada por cada cual. Ojalá se supieran utilizar tales plataformas para denunciar a los que llevaron al club a la ruina, para tocarles la moral a aquellos que teniendo jamás arrimaron el hombro dejando caer a la institución, en lugar de apalear al aficionado común, que lo único que hace es agradecer -guste más o guste menos- a un tipo que viene a comprar un club en fase terminal, abandonado por su burguesía local y arruinado por su clase dirigente y política autóctona. Que demasiado impunes están saliendo de esta historia todos ellos.
Sin alegría pero con tranquilidad
Dije el otro día por twitter que la firma de la venta no me generaba ningún tipo de alegría, pero sí me daba tranquilidad. No me produce ninguna alegría porque vender algo es la culminación a un fracaso, es verte obligado a desprenderse de aquello que sabes que no puedes conservar o arreglar. Además, no deja de ser triste levantar la vista y ver que aquí, entre todos, somos incapaces de hacer uno, ni siquiera en los peores momentos. Y me da tranquilidad porque hasta ahora el VCF era un club sin futuro, perdiendo generaciones enteras de chavales en favor de Madrid y Barça, y porque la firma es darle a la institución la esperanza de un mañana que perdió por el camino. Al menos en principio.
Toda una declaración de intenciones pareció la primera tarea de Peter Lim una vezconsagrado dueño el visitar durante una hora el esqueleto del Nuevo Mestalla. Claro, que siempre se podrá decir que fue a tomarle las medidas para llevárselo en helicóptero a Singapur, como al VCF. Gesto que entronca también con las palabras de Lay Hoon, le preguntaron por el clima y contestó por la hora, "vamos a estar mucho, mucho, tiempo aquí". Eso, sumado a esa especie de mantra de "competir al máximo en la competición internacional" que no dejan de repetir desde Meriton invita a pensar en que serán las líneas maestras en este proyecto.
En lo que sale 'ganando' el VCF
La venta será buena o mala según lo que hagan los nuevos gestores, no por el mero hecho de firmar un papel se torna todo en maravilloso y desaparecen los problemas. Y en ese aspecto Meriton tiene mucho trabajo por delante, y un reto mayúsculo. De entrada a los escasos 75 millones de ingresos actuales -sin patrocinador en la camiseta, sin Europa, y habiendo perdido a casi todas las marcas que desembolsaban dinero- hay que restarles los 25-27 millones anuales destinados a sufragar deudas. Y eso sin contar el gasto del Nuevo Mestalla, asumirlo dispararía la partida considerablemente. En un VCF sin Lim la entidad estaría abocada a la mera permanencia en primera división ante tales guarismos. En un club con dueño millonario estamos obligados a exigir soluciones que hagan digerible la presión deficitaria.
En algo Meriton siempre fue claro: modernización de las estructuras, generar atractivo, expansión de marca y éxitos deportivos, el ABC del nuevo Valencia. Y para eso está Lim, un tipo que le abrirá al club un sinfín de puertas que de otra manera no podría cruzar, de hecho ya se apoyó en él el Man.Utd para hacer crecer sus franquicias en el sudeste asiático. Un buen primer golpe de efecto sería plasmar un gran patrocinador en las camisetas, ingresos a los que la entidad no se puede permitir el lujo de renunciar, y más, en un escenario donde los controles financieros de la UEFA obligan a aumentar ganancias para poder engrosar la inversión en plantilla.
Si las intenciones que insinúan se tornan en realidad estamos ante un modelo de velocidad moderada, con visos al medio y largo plazo más que a la inmediatez. Cosa que veo positiva. La viabilidad de la SAD tendrá que llegar con el aumento sustancial de sus ingresos. No es lo mismo destinar 27 millones al año a bancos ingresando 75, que hacerlo ingresando 150 o 200. No es lo mismo deber 350 millones ingresando 85 que deber 450 ingresando 270 y con un arena moderno y en funcionamiento. En el crecimiento está la clave. En crecer se deben centrar las preocupaciones de todos.
Un VCF libre
En una imagen de perfil a Lim se le vio un aire loperiano, de hecho al salir al balcón de Mestalla temí que se pusiera a gritar "os entrego un Betis libre, un Betis limpio..." pero bastó que se pusiera de frente para ver que sólo fue un susto. Eso de la libertad fue otra de esas cosas que han caído en saco roto en todo este trajín. El pasado fin de semana, con el desembarco del nuevo dueño, y en pleno derby autonómico, sorprendió la total ausencia de políticos en Mestalla, cuando antaño se daban codazos para salir en estas fotos. Debieron estar en el Bernabéu, 'ofrenant noves glories', o quizá se hayan dado cuenta de que ya no pintan nada aquí, donde nunca debieron dejarles pintar. Tal vez con el traspaso de propiedad el VCF no se haya librado del todo de Bankia, pero sí lo ha hecho del yugo político que lo dirigió hasta la catástrofe, que ponía presidentes y directores generales, que forzaba caídas de dirigentes desde céntricas cafeterías y que te incrustaban cajas de ahorros politizadas para atrapar por la entrepierna...
Vendidos, al fin. Libres de ellos, por fin. Ahora solo cabe esperar - y exigir - que las promesas se conviertan en realidades.