El peor concierto en la historia de la Filarmónica de Viena fue... en Madrid
El presidente de la Orquesta Filarmónica de Viena, Clemens Hellsberg, declaró ayer a Efe que el peor revés sufrido por la formación a lo largo de sus 166 años de historia tuvo como escenario... el Auditorio Nacional de Madrid. Fue el 20 de enero de 1998, cuando la orquesta estaba interpretando el Bolero de Ravel bajo la batuta de Lorin Maazel y el fallo de uno de los músicos causó el desconcierto de sus compañeros, desencadenándose a partir de ese momento una serie de “inusitadas disonancias”, según confesó Hellsberg en vísperas del tradicional Concierto de Año Nuevo.
“Ni antes ni después, hasta ahora, hemos vivido algo así”, confiesa Hellsberg, recordando las duras críticas de la prensa hace una década y el abucheo del indignado público español, del que se hicieron eco los medios de comunicación internacionales, experiencia profundamente amarga y desconocida para unos músicos acostumbrados desde siempre al éxito y al aplauso. Aunque la orquesta se reconciliaría con el público madrileño tres meses después, con un concierto dirigido por Zubin Mehta en el mismo Auditorio que finalizaría con una amplia y calurosa ovación, el incidente es recordado todavía en el seno del conjunto vienés como el peor fracaso de su historia.
El Mundo, 22/01/1998 escribió:«Los silbidos eran absolutamente aceptables»
La Filarmónica de Viena asume el pateo del público madrileño
VIENA/MADRID.- La prestigiosa Orquesta Filarmónica de Viena admitió ayer haber sido silbada con justicia por el público de Madrid en su concierto en la capital de España, la noche del martes, y añadió que los silbidos eran «absolutamente aceptables», según reconoció en Viena el portavoz de la formación, Wolfgang Schuster.
El público madrileño que asisitió al Auditorio, formado en su mayoría por melómanos abonados al ciclo de Ibermúsica, se dio cuenta desde un primer momento de que aquella no era la mejor tarde de una orquesta admirada en todo el mundo.
El ambiente empezó a caldearse con la interpretación de la Música para flauta y orquesta, del propio director, Lorin Maazel, y hubo aplausos, en la segunda parte, para la primera obra de Ravel que se ejecutó, pero con el Bolero llegó el escándalo.
Los presentes, decepcionados, silbaron la actuación de la orquesta. Dos piezas de solistas salieron mal y el conjunto no fue capaz de recobrar la armonía. El resultado: abucheos, pateos, gritos de «fuera» y «muy mal»... un hecho poco habitual en este tipo de espectáculos, con formaciones de tan alto nivel.
«No somos robots y las cosas no siempre salen bien», explicó, ya en Austria, el portavoz de la formación, y negó que exista una «crisis en la orquesta». Schuster, que prometió ayer en una entrevista concedida a la televisión austriaca que el hecho será analizado con detenimiento para encontrar las causas y procurar que no se repitan, espera que la orquesta sea perdonada por el público madrileño el 20 de abril, en un concierto bajo la dirección de Zubin Mehta.
¡Para que luego digan de Mestalla! A todo ésto, hay que ver cómo sonaron ayer, salieron enchufadísimos. Ahora, para ésto prefiero a Prêtre a Barenboim (aunque lo de la Sinfonía de los Adioses de Haydn fue un puntazo), qué bien que vuelva el año que viene.