SENTIMENT CHE

Rubén escribió:Ese partido lo tengo grabado. Con el 3-0 pensé: "bueno, va a ser plan de darle al stop, tal", pero como estaba tirao en el sofá todo amargado, pasé de levantarme a por el mando: "ya lo borraré..." Bendita vagancia.

Edmore escribió:A qué esperes para pasártelo al ordenador y colgarlo en e-mule???Sería la leche

Temporada 96/97, jornada 33, 12/4/97:
Valencia 5 - Athletic 2 (el Valencia marcó los cinco goles en la primera parte)
Entrenador: Valdano (que había sustituido a Aragonés)


Temporada 97/98, jornada 22, 25/1/98:
Valencia 6 - Racing 1 (partidazo de Ilie, el Racing marcó finalizando el partido)
Entrenador: Ranieri (que había sustituido a Valdano)


Temporada 99/00, jornada 32, 9/4/00:
Valencia 6 - Oviedo 2 (lluvia de goles que todavía pudieron ser más)
Entrenador: Cúper


Temporada 02/03, jornada 18, 19/1/03:
Barcelona 2 - Valencia 4 (victoria épica con diez jugadores por expulsión de Cañizares)
Entrenador: Benítez


Temporada 03/04, jornada 10, 2/11/03:
Mallorca 0 - Valencia 5 (primera goleada a domicilio en una temporada brillantísima)
Entrenador: Benítez


Temporada 03/04, jornada 22, 31/1/04:
Málaga 1 - Valencia 6 (segunda goleada a domicilio en una temporada brillantísima)
Entrenador: Benítez


Temporada 05/06, jornada 31, 2/4/06:
Valencia 5 - Cádiz 3 (festival de goles en Mestalla)
Entrenador: Quique

abraxas escribió:Lástima que sólo se puedan poner 10 opciones en la encuesta, porque teníamos otros partidos seleccionados:

ESPAÑA: HIZO UN GOLAZO PARA QUE SU EQUIPO GANE UN PARTIDO INCREIBLE
Orteguita volvió y gritó su revancha

El Valencia venció 4-3 al Barcelona tras ir perdiendo 3-0 a veinte minutos del final. Sobre la hora, definió el Burrito.

Ni el más afamado director cinematográfico podría haber imaginado un retorno así. Ariel Ortega volvió a jugar y el destino lo tocó con su varita mágica, esa que lo dotó del arma más poderosa que existe en el fútbol: el talento.
Claudio Ranieri, el mismo técnico incapaz de entender que en este juego no todo es luchar y correr, decidió levantarle el veto en el entretiempo, cuando el Barcelona ya ganaba 1-0, y el jujeño se olvidó de las palabras y las acusaciones. Ni siquiera le importó que el Barsa ampliara la distancia hasta el 3-0 antes de que pudiera averiguar si la pelota era redonda. Empezó a meter una gambeta por aquí y un caño por allá, a buscar al Piojo, a Morigi o al rumano Illie, a mostrar que el Valencia no estaba muerto si tenía el coraje de cambiar.
Y comenzaron a caer los goles. Morigi, primero; el Piojo, dos veces; y cuando el reloj marcaba los 90, como en la mejor película de suspenso, Farinós que roba un balón en el medio, la pone en cortada para Ortega y el Burrito que define como los dioses, tocándola suave por encima de Hesp, y mandando al fondo del arco la angustia y la bronca del peor mes de su carrera. Después, la necesidad del desahogo le jugó una mala pasada: se sacó la camiseta para festejar y, como ya estaba amonestado, su alegría terminó viendo la roja. Aunque fue un detalle que no le importó casi a nadie.
El gol de Ortega dio vuelta un partido increíble. Porque hasta los 24 del complemento, el Barsa ganaba 3-0 prácticamente sin darse cuenta. El Valencia le había robado los espacios y la pelota durante todo el primer tiempo, más allá de que después no supiera cómo utilizarla. A base de retroceder y presionar, le apagó la usina de fútbol. En cada sector de la cancha surgía una camiseta blanca para hacer tropezar al Barsa. Figo no podía con Carboni, Luis Enrique y Anderson no la tocaban, Rivaldo se dedicaba a tirar centros y Reiziger y Bogarde encrespaban a los hinchas en cada pase errado. Sólo De la Peña se las ingeniaba para buscar oxígeno entre la defensa visitante con sus pases en diagonal. Hasta que a los 33, uno de ellos encontró a Sergi por la izquierda, llegó el centro y Luis Enrique conectó el cabezazo goleador.
A la vuelta del vestuario, el Valencia presentó un nuevo manual de intenciones con la presencia de Ortega, pero antes de que pudiera hacerlo público, Rivaldo a los 4 y Cáceres, en contra, a los 8 dejaron el partido aparentemente liquidado. Durante varios minutos, y pese a que la presencia del Burrito les daba una referencia para jugar mejor, los visitantes quedaron a la deriva, expuestos al toque del Barsa.
Amenazaba goleada, pero a los 24, Claudio López encontró un hueco para asistir a Morigi, y el ex de Vélez cruzó de zurda el 3-1. Los locales dudaron y el Valencia empezó a creer. Juanfran le ganó la espalda a Ferrer a los 29, puso el centro al segundo palo y el Piojo, de cabeza, achicó aún más la diferencia. La imagen del Barsa se desteñía sin solución y el empate, que revoloteaba sobre el campo, aterrizó en el 43, cuando el Piojo capturó un rechazo en la puerta del área y su zurdazo se metió por abajo del cuerpo de Hesp.
La igualdad ya parecía una hazaña suficiente, pero el guión exigía otro final. Entonces, llegó el pase de Farinós, la carrera larga del jujeño, el toque certero, el 4-3, la locura. Había pasado un mes de palabras, acusaciones e insultos. Ayer, por fin, hubo 45 minutos de Ortega, y bastaron para que en Valencia sepan quién es el Burrito.

RODOLFO CHISLEANSCHI (Barcelona. Corresponsal)

Clarín.com Edición Martes 20.01.1998